El dilema del extremismo
ideológico y el des-consenso religioso
INTRODUCCIÓN
Una de las
situaciones a las que nos enfrentamos hoy, es el extremismo ideológico que no
acepta el diálogo como pauta para encontrar consensos. En otras palabras se
hace evidente una oposición a todo aquello que no se sujeta a los
requerimientos esenciales tanto sociológicos como antropológicos y
político-religiosos dictados desde arriba o por una jerarquía de poder absoluto,
sea este organizado en un grupo más amplio o individual. Visto así, la
oposición es lo distintivo aunque exista aspectos comunes donde el beneficio
mayor puede expresarse en el servicio a los demás. Basta echar una mirada, por
ejemplo a los diarios, para examinar esa efervescencia ideológica entre uno y
otro partido o grupo. No se habla de la corrupción y la violencia que destruye
al ser humano y lo margina, sino de la que ocurre en un partido, sea este del
gobierno o de la oposición.
Lo que
observamos es una conexión histórica a esas formas de las creencias y las
cosmovisiones del pasado cuyo rasgo es el extremismo ideológico y el
des-consenso religioso, una manera de ser ciudadano y ciudadano con una
identidad evangélica.
¿Sobre qué
argumentos se sostiene la actitud evangélica en el contexto de una
participación política y que responda a las situaciones propias de América
Latina? No es simple responder a esta pregunta, pues si seguimos de cerca la
tesis de Míguez Bonino sobre los diferentes rostros del protestantismo
latinoamericano, muy bien podemos encontrarnos ante una inmensa variedad de
razones y argumentos. Sin el ánimo de evadir tal aventura, permítanme una
manera distinta de precisar esta pregunta. ¿Los argumentos evangélicos se basan
en las Escrituras o son una interpretación de ella, un eco de otros pero no de
la Biblia?
Esta es una
segunda parte de una serie de artículos sobre las expresiones en las redes
sociales y sus similitudes y relaciones con esas premisas que también se
evidencian en las presuposiciones teológicas, especialmente dentro de la
política y la reflexión alrededor de ella.
Adivina buen adivinador[1]
Para
introducirme al tema, haré uso de un post publicado en el Facebook que expresa
la preocupación que hemos considerado en la parte introductoria y que es el
tema de este artículo, y además junto a él, unas breves notas de otros usuarios
en respuesta a la publicación original.
Adivina buen adivinador: Si los criticás una vez, sos poco espiritual en
estado de inmadurez; si los criticás dos veces, sos un carnal irreverente,
resentido y al borde de la disciplina; si tenés otra perspectiva de su
liderazgo, estás fuera de la visión y el entendimiento profundo; si cuestionás
sus lineamientos doctrinarios, sos un pura letra en estado de rebeldía; si
planteás revisar su acercamiento social, sos un politiquero simplista, un
comunacho... y si le hacés notar ciertos niveles de ignorancia en estado de
crecimiento, te tenés que callar o mandar a mudar. ¿Quienes son?
Comentario
1: aparecen por todos lados, en diferentes formas y matices... pero siempre
están...
Comentario 2: DIOS ME LIBRE DE LLAMARME IGUAL QUE ELLOS... NO... NO
VOY A DECIR QUIENES SON!!!!ES PELIGROSO ...ME MANDAN AL INFIERNO....
JAJAJAJAJAJ!!! LOS BENDIGO Y DECRETO QUE SEAN LIBRES EN EL NOMBRE DEL SEÑOR
SOBRE TODO DE SUS MARKETINSSSSSSSS!!!!!!
Comentario 3: ¿Lo digo yo?... he pasado por todo eso......
El
dilema del extremismo ideológico
Indudablemente
nos encontramos ante nuevos escenarios sociales, económicos y políticos y con
ellos, nuevas preguntas que surgen en torno a la actitud evangélica frente a
ellos. El deseo de crecer numéricamente, aunque sigue siendo uno de los
elementos sobre los que se motivan los movimientos evangélicos, ha cedido su paso
a las preocupaciones que surgen de la significancia de ser evangélico hoy en
Iberoamérica.
Las redes
sociales siguen siendo una instrumentalidad que nos descubre al mundo. No es
sólo un portal de comunicaciones y diálogos, sino una carta abierta sobre
nuestras identidades socio – antropológicas que incluyen nuestras percepciones,
idiosincrasia, creencias y cosmovisiones del mundo contemporáneo. Dada esta
inmensa variedad de intereses y preocupaciones que intentan responder, desde
sus propios entornos a la misio dei,
se hace inevitable el amplio contexto teológico que alimenta sus expresiones, y
al mismo tiempo, la ausencia de argumentos que fortalezcan y contribuyan al
diálogo en un escenario de pluralidades.
¿Qué sucede si
nuestra teología no es tal pretensión sino sólo ideas sueltas y guiadas para un
propósito?
Sería aconsejable que los cristianos seamos claros a la hora de hablar.
Cuando ciertas afirmaciones teológicas se convierten en cáscaras huecas, sin
ningún contenido claro y preciso, acaban siendo usadas para tapar cualquier
cosa. Y con el tiempo se convierten en etiquetas cuyo significado la gente cree
conocer pero cuya única función es la de simplemente etiquetar (que no
identificar) cristianos. Y tarde o temprano, porque eso es lo que pasa, acaban
encontrando un lugar de nuestras declaraciones de fe. Y en cuanto te descuidas
un poco, un día aludes desde un púlpito a las diferencias entre los evangelios,
o a las cartas falsificadas del N.T., o a la teoría de la evolución, y te
encuentras sin darte cuenta en medio de un consejo de guerra donde las únicas
armas que tus enemigos tienen contra ti son precisamente estas cáscaras, sin
significado, pero con un tremendo poder para destruir.[2]
Es precisamente
esto a lo que me refiero cuando hablo de extremismo ideológico, una mera
especulación de ideas, que no son teológicas, sino preocupaciones propias de un
modo de ser evangélico que por lo general han sido alimentado por
interpretaciones antojadizas desde el púlpito, o al menos representadas por ellas.
El extremismo ideológico es una postura
seudobíblica
Aunque con
apariencia de un logrado examen teológico de las escrituras, sólo se sostiene
por las interpretaciones de terceros, no de las fuentes mismas. Es común notar
en Iberoamérica una serie de expresiones religiosas de una fe que es una copia
fiel del pensamiento del predicador o del maestro o guía espiritual, pero
carente de certeza escritural. Si lo dice el predicador, debe ser cierto, pero
en realidad es un conocimiento errado cuyo rasgo es la imposibilidad de
relacionar correctamente el texto bíblico con las situaciones histórico
sociales, tanto del presente como del pasado; es decir, un extremismo
ideológico, nada más.
Hoy parte de la
identidad del ser evangélico en América Latina se nutre de la palabra del
predicador antes que de las escrituras mismas. Si las escrituras contradicen al
líder espiritual, entonces ellas son cuestionadas o menospreciadas al punto de
formular con palabras duras un ataque férreo contra aquel que defiende el carácter
escriturario histórico y literario.
¿Hacia dónde
nos ha dirigido esta fórmula de estudio y conocimiento seudobíblico?
A veces nuestro fervor cristiano nubla nuestro entendimiento y perdemos la
capacidad de analizar cuidadosamente si lo que queremos decir proviene de Dios
o de nosotros mismos. Y a veces, en nuestra creencia de que el Espíritu de Dios
nos está inspirando, saltamos todas las barreras aceptables y llegamos a todos
los extremos necesarios para asegurarnos de que el mensaje “divino” que tenemos
llega al alcance de aquellos a los que va dirigido.[3]
Y esa es la mayor dificultad, una forma de creencia en la
que se atribuye al Espíritu Santo de ser el inspirador y portador de tales
interpretaciones sin argumentos y sin criterios de una seria evaluación
histórico - literaria de los textos de la Biblia. El literalismo acompañado de
prejuicios teológicos se ha convertido no sólo en un modelo de interpretación y
enseñanza, sino que irrumpe como propuesta para responder a las exigencias que
el mundo contemporáneo nos plantea, y que ante ello se requiere de instrumentos
adecuados.
Hay gente que busca justificación bíblica a sus ideas, y
por eso llega a conclusiones sumamente antojadizas y forzadas.[4]
El Des-Consenso Religioso
Aquí es importante señalar que el otro problema que América Latina debe
enfrentar hoy, no se debe a la ausencia de unidad de las iglesias llamadas
cristianas y sus variadas expresiones de fe o religiosas, sino que producto de
esa falsa teología, impositiva e incierta, el consenso sufre una desproporción
que tiende a desnaturalizarse, pues donde surgen los extremismos, surgen
también modelos absolutistas que polarizan el diálogo hasta convertirlo en una
disputa de extremos irreconciliables.
Nicolás Antiporovich Linderman, Redactor y estudiante de Antropología, de
nacionalidad argentina, muestra al igual que muchos estudiosos y honestos
investigadores de la Biblia, esa preocupación de un conocimiento incierto que
surge de las pretensiones del modelo impositivo de un solo intérprete en una
comunidad de creyentes, donde los demás son sólo un canal de repetición sin
crítica y sin capacidad de discernimiento.
Sin menospreciar a quienes ejercen un ministerio
profético o de enseñanza, hay que entender que nuestra total confianza tiene que
estar puesta sólo en Dios y Su Palabra revelada. Hacer esto nos evitará
numerosos problemas en estos tiempos en que frecuentemente el diablo simula ser
un ángel de luz.[5]
Así que, ¿dónde comienza ese des-consenso religioso? Indudablemente de los
modelos verticales de interpretación y liderazgo, donde se cree y se sostiene
que la palabra final siempre la tiene el líder, no las escrituras, y desde ahí
se esparce a todo el resto de la comunidad desligándola de su herencia de la
Reforma de la libre interpretación.
Otro muy bien acertado comentario del Facebook que nos ayuda a ubicar las
comportamientos visibles de la ausencia de diálogo en un contexto de variados
rostros del protestantismo latinoamericano e iberoamericano hasta empujarlo
hacia una polarización de ideas, sugiere el uso de la manipulación como recurso
para lograr sus fines:
Los falsos maestros son expertos en el arte de la manipulación, apelan a
las emociones y a los cargos de conciencia de la gente que les creen para
lograr sus objetivos financieros. Cuando son desenmascarados o enfrentados…
califican a quienes los descubren como rebeldes porque no se someten a su
autoridad y de esa manera el círculo vicioso de manipulación es constantemente
usado.[6]
Esta forma de manipulación suele ser acompañada de una inseguridad, pues
dado que su postura es incierta y sólo depende de lo bien que haga su labor de
presión impositiva, ve como una amenaza la natural y necesaria irrupción de
discrepancias dentro de la propia comunidad o fuera de ella. No es la escritura
la que es cuestionada, sino su práctica eclesiástica que dista de ser una
respuesta a un examen cuidadoso de la misma.
Esta es la característica principal de todo falso maestro: Cuando estas
frente a un hombre que cree que alguien le “habla mal” o que siente que su
“autoridad” está siendo desafiada, solo porque no estás de acuerdo con el… y
reacciona en forma sutil o directa contra tu persona y te trata como si fueras
un agresor… debes comprender, que estas frente a un ser tan orgulloso como
Satanás que lo único que busca es sacarte de su camino.[7]
Acercamiento
a nuestra herencia fundamentalista
Aquí es
necesario destacar que las irrupciones y posturas del pensamiento evangélico en
América Latina, como ocurre en otros contextos, se debe a sus propias
circunstancias sociopolíticas y a las ideas que se iban generando desde adentro
y otras que venían desde afuera, como suele suceder en torno a lo global,
teniendo en cuenta sobre todo esos cambios bruscos que transformaron las
relaciones entre las naciones desde la perspectiva de los nuevos territorios
descubiertos, la economía y los mercados emergentes en las nuevas colonias
europeas, que según algunos, es el inicio de la modernidad.
Más adelante,
bajo los esquemas de las nuevas políticas económicas que vienen especialmente
desde Norte América como una respuesta a las posturas europeas, es que terminan
por configurarse algunos de los modelos que luego se exportan a esta parte del
mundo bajo la idea de “protección” a ideas amenazadoras a la fe cristiana, como
un eco a lo que sucedía en los ambientes sociopolíticos.
Resulta obvio que una buena parte de
las iglesias evangélicas tienen sus raíces en diversos movimientos que buscaban
defender la fe frente a un liberalismo casi anti-sobrenaturalista y
evolucionista de finales del siglo XIX y principios del XX. Muchas de las llamadas
“misiones de fe” que enviaban sus misioneros a tierras latinoamericanas en esa
época estaban fuertemente influidos por la disputa fundamentalismo-liberalismo.[8]
De ahí que es necesario para todo
examen de los movimientos religiosos en América Latina, tomar en cuenta las
disputas ideológicas en torno a las fórmula sociológicas y antropológicas sobre
las cuales se configuran la economía y la política. Y en se contexto de
disputas y confrontaciones entre fundamentalismo y liberalismo es que se desarrolla
parte de la historia teológica latinoamericana.
José Míguez Bonino, en su trabajo sobre el rostro evangélico del
protestantismo del subcontinente, traza el desarrollo del fundamentalismo en
dos etapas. La primera es la “reacción de una fe que se siente amenazada por
el avance del secularismo y de una ciencia que niega la realidad de lo
sobrenatural”. En esas condiciones o se separan los ámbitos de la fe y la
ciencia, o se hace un esfuerzo por hacer que ambas concuerden. Por ello, la
Biblia se lee con lentes tales como el literalismo, la inerrancia y la
inspiración plenaria y verbal. Además, muchos exigen intransigencia en la
relación con el liberalismo. Se añade también el premilenarismo y el
dispensacionalismo como distintivos escatológicos y hermenéuticos de la defensa
de la fe.[9]
El liberalismo es visto bajo el lente de un extremismo
desmesurado muy de acuerdo a una percepción religiosa de la época antes que
escrituraria, y que de alguna manera todavía se mantiene en vigencia como
estilo para examinar las situaciones en torno al mundo y la historia pasada y
presente. Es desde ahí donde se comienza a construir y afianzar una escuela mas
bien pragmática muy por debajo de la herencia de la Reforma y su afirmación
sobre la libertad y otros principios como la igualdad y la racionalización de
la fe, que indudablemente son vistos como subversivos. Se asienta entonces un
sistema por lo demás impropio y protegido por una interpretación ideológica.
Hasta hace varios años se creía, como sostienen algunos
investigadores, que tal acercamiento venía de un sector del movimiento
pentecostal en contraste a otras expresiones evangélicas, cuyo énfasis
predominante de relaciones mutuas y de servicio, descansa en un modelo
jerárquico.
Indudablemente, el estilo jerárquico vertical
que exhiben muchas iglesias del movimiento, así como sus deficiencias en cuanto
a una hermenéutica sana de la Palabra de Dios, han dado lugar a conceptos
equivocados y lejanos de las enseñanzas de la Escritura. Una profecía o la
opinión del pastor son, muchas veces, razón suficiente para aceptar una idea
como cristiana. De esta forma, se ha introducido al panorama teológico de los
evangélicos ideas extravagantes tales como la teología de la prosperidad, el
movimiento de la Guerra Espiritual, la llamada “reforma apostólica”, el
“descanso en el espíritu” e innumerables profecías de dudosa procedencia e
inciertos resultados. Además, algunas iglesias han comenzado a adoptar
doctrinas falsas en relación con temas clave como la Trinidad, la persona de
Jesús y el origen del ser humano. Por ello, en algunas iglesias del movimiento
puede llegar a existir lo que podría llamarse “protosectarismo”.[10]
Pero en la medida que las exigencias propias de una
sociedad cambiante y de manera rápida y continua, de una mayor diversificación
cultural, de escandalosas distancias entre pobres y ricos, del crecimiento de
los grupos de migrantes en busca de una mejor situación, de estadísticas que
hablan de la violencia en todas sus formas, del crecimiento de sociedades
discriminadoras, de la abismal diferencia entre una educación privada y
estatal, del hambre y trabajos mal pagados, entre otros hechos, la iglesia latinoamericana en general, se ha
visto muchas veces a sí misma, inoperante, disminuida y confrontada; de tal
manera que sólo ha recurrido a viejas formas del testimonio devocional
adaptadas para de alguna manera intentar responder a esas circunstancias. Hoy,
ser conservador, progresista u ortodoxo, más allá de sus diferencias que son
evidentes, también caen indistintamente dentro del fundamentalismo que tiene
debido a ello, muchas formas de expresión, y que muy bien pueden ser motivo de
otro estudio.
¿Cuál es el factor común en todos los grupos? Veamos cómo
este nuevo escenario en el que nos movemos ha puesto en evidencia las
limitaciones del pueblo evangélico en general, entendiendo con ello, que hay
excepciones loables, pero que aún no son el elemento de mayor trascendencia.
¿De dónde surgen estas variadas interpretaciones que escapan de una
hermenéutica seria?
Estas ideas se
derivan directamente de un pobre estudio bíblico y una aceptación acrítica de
la autoridad absoluta de un líder.[11]
Como ya lo he
dicho, este comentario anterior está haciendo una alusión al movimiento
pentecostal, pero que hoy nos sirve para evaluar lo que ocurre en el pueblo
evangélico en América Latina.
Hacia un retorno a la Palabra y el
Testimonio
Como ya lo he
dicho, no podemos hablar de consenso donde no ocurre un diálogo, sino mas bien
una abrupta y desmedida dependencia jerarquizada que se ve reflejada en el
entorno social amplio, pues la presencia evangélica hoy en el Perú y
Latinoamérica tiende a crecer y hacer más notoria, tanto en sus fortalezas como
en sus debilidades, aunque son éstas últimas las que suelen conocerse más,
debido quizá a la publicidad mediática que surge desde los medios
periodísticos, los que nos conectan a una realidad recurrente una y otra vez,
donde no destacan los evangélicos necesariamente, sino ciudadanos de diversas
confesiones con una ética distintiva. Y es esto último, lo que todo
fundamentalismo no acepta sino como un enemigo a vencer o convencer para
atraerlo a sus filas.
Examinemos más
de cerca esa historia evangélica que comenzaba a escribirse en las tierras
latinoamericanas, tomando en cuenta por supuesto, el momento y las situaciones
en las que ocurrieron.
En medio de toda
esta historia que se ha visto, hay un detalle que resalta: el aprecio de los
evangélicos hacia la Palabra de Dios como fuente de autoridad—aunque no siempre
se cristalice en una fidelidad práctica—y un constante y reiterado interés por
la evangelización. Quizá sean estos dos temas los que guiarán la teología del
movimiento hacia el futuro y fortalecerán su potencial como una poderosa
tribuna en la cual hallen satisfacción las más profundas necesidades y anhelos
integrales del pueblo latinoamericano.[12]
Hay una
reflexión que surge entonces. Lo que ayer fue una crítica hacia esa
religiosidad del romanismo, y que llegó
a ser un eje central en la predicación y el testimonio evangélicos, hoy parece
haberse diluido en semejanza a esas posturas que una vez cuestionamos de
profanas e idolátricas.
A modo de Conclusión
Por ahora, dos
elementos están siendo examinados a manera de introducción, en un contexto de
pluralidades y diversidad de expresiones en el que tanto la teología como el
resto de las ciencias sociales tienen su preocupación: El diálogo
interreligioso y político, y la necesidad de consensos en medio de esa
diversidad.
Próximamente
conversaremos acerca del fundamentalismo ideológico y la opción por los pobres
¿Cómo ser agentes reales de transformación a partir de una identidad con los
evangelios y la persona de Jesucristo? Sigue siendo un tema que necesita ser
examinado.
BIBLIOGRAFÍA
Perdomo, Edgar Alan, Algunas tensiones metodológicas en la teología evangélica
latinoamericana de principios del siglo XXI (Segunda de dos partes), Revista
Kairós, N° 35 julio-diciembre 2004.
Perdomo, Edgar Alan, Una descripción histórica de la teología evangélica
latinoamericana (Segunda de dos partes), Revista Kairós, N° 33 julio-diciembre 2003,p. 113.
Web
Fernández, José A. http://www.lupaprotestante.com/lp/sin-categoria/palabra-de-dios/#more-4812
http://www.lupaprotestante.com/lp/sin-categoria/¿hay-cartas-falsificadas-en-el-nt/
Protestante Digital, revista electrónica. http://www.protestantedigital.com/ES/Tublog/articulo/13449/Sectas-evangelicas
Redes Sociales: Facebook
Flores, Jaime A., en Ideario Reflexión Teológica
Argentina, https://www.facebook.com/profile.php?id=100001517655167. Posteado el
18/10/11.
Cristianismo Histórico.
https://www.facebook.com/people/Cristianismo-Historico/100000182404123.
Posteado el 18 /10 /11
[1] Flores, Jaime A., en Ideario
Reflexión Teológica Argentina,
https://www.facebook.com/profile.php?id=100001517655167. Posteado el 18/10/11.
[8] Lic.
Edgar Alan Perdomo, Algunas tensiones metodológicas en la teología evangélica
latinoamericana de principios del siglo XXI (Segunda de dos partes), Revista
Kairós, N° 35 julio-diciembre 2004, p. 67.
[9] Lic.
Edgar Alan Perdomo, Algunas tensiones metodológicas en la teología evangélica
latinoamericana de principios del siglo XXI (Segunda de dos partes), Revista
Kairós, N° 35 julio-diciembre 2004, p. 67.
[10] Lic. Edgar Alan Perdomo, Una descripción histórica de
la teología evangélica latinoamericana (Segunda de dos partes), Revista Kairós,
N° 33 julio-diciembre 2003, p. 113.