Este fin de semana tuve el privilegio de
visitar Oxapampa con ocasión del matrimonio de unos muy entrañables amigos
quienes me confiaron la ministración de su boda, una celebración que estuvo
llena de emociones y adornada por el encanto del lugar, un espacio al aire
libre adornado por el verde del campo, un césped bien cuidado y bungalós para
recibir a los turistas y visitantes en busca de una aventura más allá de lo
culinario y el descanso. Su clima húmedo semi-cálido lo convierte en un lugar
para disfrutar, ya sea en familia o con los amigos.
La ciudad de Oxapampa está rodeada de hermosos paisajes y
mucha vegetación. Está ubicada en un valle, conformada por diferentes especies
forestales y pastizales al que se integran los fundos ganaderos y las
edificaciones de casa al estilo europeo.[1]
De acuerdo a
Wikipedia, la Provincia
de Oxapampa, es una de las tres que conforman el Departamento de Pasco,
perteneciente a la Región Pasco,
en la zona central del Perú.
Está habitada por pobladores descendientes de los colonos centroeuropeos tales
como. Austriacos y Alemanes y tambien nativos, Yaneshas y colonos andinos. Fue
creada el 27 de
noviembre de 1944.[2]
En la
ciudad, como en toda la zona, abundan las construcciones de madera, su sistema
de transporte urbano es la mototaxi, y muchos pobladores se trasladan en sus
motocicletas a los distintos lugares. La idea de impulsar el turismo en toda
esta región, ha motivado sabiamente a los gobernantes a invertir en el
mejoramiento de los caminos de La Merced hacia Oxapampa, y ellos están siendo
ampliados para luego ser asfaltados, según los amigos de la zona, en un
proyecto de dos años. Si estás pensando visitar Oxapampa desde Lima, es mejor
que no utilices la empresa de transportes Junín, pues te llevarás una decepción
durante el viaje, y además del fastidio y maltrato de su personal, sólo
llegarás hasta La Merced, y luego deberás tomar otro transporte hacia Oxapampa
que puede ser en auto o en combi.
Contrastes ... tranquilidad y un mejor aire
La tranquilidad que se vive en Oxapampa contrasta enormemente con el ambiente que solemos tener en otras ciudades del país, especialmente las cosmopolitas, donde abundan los ruidos y un aire casi irrespirable por su nivel de contaminación. Así que, como el poeta, debo reconocer que estos días, han servido para estar "lejos del mundanal ruido" y todo aquello que aflige a las urbes.
Otro rasgo de la ciudad es la ausencia de violencia, esto es, al estilo urbano que conocemos e inmediatamente nos motiva a pensar en temas como "seguridad ciudadana", "lucha contra el crimen" ... y otras expresiones más. Según los propios vecinos del lugar, la tranquilidad que se vive es sinónimo también de ausencia de robos y asaltos. Es muy alentador saber, que las puertas de tu domicilio pueden permanecer abiertas y nadie violentará ni tu privacidad ni tu propiedad. Las motocicletas permanecen estacionadas al borde de las veredas, y aún por un tiempo significativo de horas, y no habrá ladrón que arremeta contra ella usurpando y adueñándose de lo que es tuyo.
Sobre el Guarapazo
Había oído
hace mucho tiempo en el contexto de los peruanismos o esas frases que surgen en
el criollismo y las tradiciones peruanas, el dicho “se ha dado un Guarapazo”,
cuyo significado va de la mano con el nombre de un lugar en el distrito de Chontabamba
ubicado a ocho kilómetros. “El Wharappo”, es un sitio al que acceden propios y
extraños, niños, jóvenes y adultos, para pasar un tiempo festivo y al aire
libre, y de manera especial, disfrutar la bebida hecha con la caña de azúcar,
ya sea ésta fermentada o no. Así que, si estás pensando darte un “Guarapazo”,
ésta es la zona.
Un lugar de encanto
El verde es
excepcional en esta zona. Abunda una vegetación que no sólo retrata un escenario
majestuoso, sino que se puede respirar un aire cuyo aroma va desde lo delicado
y sanador, hasta lo encantador.
Si decides
dar un paseo por “Los Pinos”, te sorprenderás de un ambiente mucho más
atractivo y fascinante del que hayas imaginado a través de los cuentos y
leyendas de cuando éramos niños. Es más que un bosque, es el lugar del romance
y de la aventura, de la ternura y la amistad. Durante nuestro recorrido, fuimos
escoltados en todo el trayecto por una mascota canina, algo desaliñada y
pequeña, muy al estilo del “Vagabundo” de Walt Disney, pero valiente, cortés y
amigable al que llamamos “Fido”. Él se encargó de guiarnos hacia “Los Pinos”
desde el momento que decidimos cruzar por el cementerio de la ciudad para
cortar camino y aprovechar el breve tiempo que nos quedaba.
Tuvimos la oportunidad de encontrarnos en el camino con un grupo de adolescentes, creo que en número de cinco ó seis, pidiéndonos que nos hiciéramos a un lado para que ellos, desde la parte superior de una ladera, puedan descender en bicicleta. Alcancé a oír a uno de ellos decir, "voy a descender con mi bicicleta"; y con la curiosidad que me llevó a mis tiempos de temeraria adolescencia, me detuve para observar su hazaña. Al voltear, miré al muchacho, cogiendo los manubrios de su bicicleta, con la cabeza erguida, y caminando al lado de ella, exclamó, "estoy bajando en bicicleta". Como podrás imaginarte, logró cautivar no sólo nuestra atención, sino las sonrisas por tamaño atrevimiento.
Tuvimos la oportunidad de encontrarnos en el camino con un grupo de adolescentes, creo que en número de cinco ó seis, pidiéndonos que nos hiciéramos a un lado para que ellos, desde la parte superior de una ladera, puedan descender en bicicleta. Alcancé a oír a uno de ellos decir, "voy a descender con mi bicicleta"; y con la curiosidad que me llevó a mis tiempos de temeraria adolescencia, me detuve para observar su hazaña. Al voltear, miré al muchacho, cogiendo los manubrios de su bicicleta, con la cabeza erguida, y caminando al lado de ella, exclamó, "estoy bajando en bicicleta". Como podrás imaginarte, logró cautivar no sólo nuestra atención, sino las sonrisas por tamaño atrevimiento.
La noche nos
cogió muy pronto así que decidimos regresar rápido y evitar la total oscuridad
que el bosque mismo encierra y que al caer la tarde, se acentúa más; pero Fido
y las luciérnagas se encargaron de hacer nuestro retorno más fácil y
encantador; aun cuando nos salieron al encuentro unos cuatro toros chúcaros que
por un momento nos causaron cierto temor al dirigir sus miradas hacia nosotros
y arremeter en nuestra dirección; pero que Fido, muy similar a la historia de “David”,
se encargó de distraer a los “Goliats” con habilidad, cosa que nos permitió
escapar de ahí.
Tuvimos la
oportunidad de encontrar viejos amigos, e hicimos nuevos también. Así que, lo
más probable es que en nuestro próximo viaje, incluyamos un tour hacia Pozuzo y
Villa Rica, que esperamos sea lo más pronto, antes de la llegada de las
lluvias, que según nos ilustran, comienzan en octubre.
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