martes, 14 de noviembre de 2017

El problema de la "Agenda Única" del fundamentalismo religioso

Uno de los datos a tomar en cuenta de la reciente publicación de Jose L. Pérez Guadalupe, "Entre Dios y el César" (2017), es la llamada "agenda única" como estilo y estrategia de los grupos fundamentalistas en su modo de hacer política. Al respecto valdría la pena plantear algunas pistas sobre tal percepción y participación de estos sectores religiosos en el escenario público.

Sin duda lo que prevalece es su naturaleza político/confesional, y ésta comprendida como una obligación que debe expresarse a través de la práctica proselitista permanente. Entendiendo que lo religioso y lo político se interrelacionan, en el caso del fundamentalismo lo que ocurre es que de manera indistinta, lo uno y lo otro se confunden entre sí, al punto de no distinguir lo uno de lo otro. Una comprensión de la política bajo esta mirada resulta peligrosa por muchas razones. Mencionaré sólo tres.

Es fragmentaria

Resulta incierta y equivocada aquella mirada que pierde de vista la totalidad de la realidad, -que implica una variedad de situaciones y necesidades que requieren ser atendidas-, y los reduce a un único elemento que además está desconectado del resto. Hay una estrecha relación entre este enfoque y el modo de interpretar los textos. En el caso de este último, no sólo interpreta una frase desconectándola de todo el pasaje en el que se halla escrita, sino de todo el libro y la historia de éste, su propósito y las razones que motivaron expresar tales palabras y el modo en que los personajes son representados. Tal despropósito se evidencia en el modo en que se aplican las "verdades" que resultan de tal interpretación, totalmente alejadas de la intención del escritor o la escritora, prevaleciendo la propia iniciativa del lector sin que medie un diálogo con el escrito y el contexto sociocultural en que se encuentran.

Mucho tendría que explicarnos seguramente la psicología sobre esta fragmentación de la realidad convertida en un arma política para validar precisamente tal forma de entender la realidad. 

Es viciosa

Al ser fragmentaria, se convierte en una suerte de producto en el "mercado político" que negocia su apoyo y alianza aun con actores políticos de dudoso compromiso con la democracia sólo por el hecho de encontrar coincidencias programáticas en un aspecto. En el caso de Chile en la era pinochetista, los sectores evangélicos conservadores hicieron alianza con el dictador, lo mismo o ocurrió con Fujimori en las década de los 90´s en el Perú, y viene ocurriendo algo similar con Donald Trump en los Estado Unidos de Norteamérica. Tal es el problema que arrastra consigo el fundamentalísimo religioso en el escenario político, es acrítico, y cuyo comportamiento se asemeja al de un adicto que en su desesperación por encontrar la droga que le satisfaga, pierde el sentido de ubicuidad y de la realidad, llegando a extremos insospechados en su conducta en los que prevalece la saciedad de su adicción.

Carece de habilidades contextualizadoras

Precisamente una de sus virtudes de acto de la contextualización es la comprensión de lo humano y éste en una variedad de situaciones que requieren ser interpretadas a la luz de un diálogo entre el texto, el contexto, la historia, y otros factores esenciales que responden al significado de aquella expresión, "y la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros".  Aunque hoy es posible echar mano de una variedad de herramientas de contextualización, si se pierde de vista el cuadro completo de un hecho, sus nexos e interrelaciones sociales,  políticas, económicas y culturales, en diálogo con el pasado y con mejor perspectiva del futuro inmediato, no se logra contextualizar el evangelio en aquella nueva situación social e histórica, se pierde la eficacia de éste sino su naturaleza misma y propósito.

Conclusiones

Valdría la penada modo de conclusión, plantear la siguiente pregunta: ¿Hasta qué punto la presencia del fundamentalismo en el escenario público está configurando un nuevo modo de comprender y hacer política desde las confesiones religiosas? 

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