Esta nota tiene algunos añadidos, y aun correcciones de lo que publicara previamente en mi facebook.
Lo que me parece sugiere la carta es que hay que levantar al pueblo "evangélico y cristiano" a protestar desde una percepción de un grupo de personas que creen tener la autoridad y la verdad sobre el tema. Ahora, acerca de estas posturas, creo que una pregunta válida es, ¿se trata de una ideología o la expresión Bíblica al respecto? Mucho me temo que hay expresiones sesgadas que lo único que logran es exacerbar los ánimos de mucha gente.
Lo más probable que ocurra, si esta movilización sigue adelante, es que por las calles estén con sus pancartas y letreros, pitos y expresiones fuera de tono, a nombre de Dios; y al frente y a los lados y más allá, de camino al trabajo, esperando el bus, leyendo su periódico, escuchando la radio, sonriendo a su mejor amigo, un grupo de personas sorprendidas, recordando quizá, los peores tiempos del oscurantismo religioso, vertical, abusivo, discriminador y cruel. No olvidemos que la intolerancia es una expresión más bien estúpida y cerrada, que muchas veces busca legitimarse insinuando que Dios está en tal postura insana y errónea. Toda protección de la familia y la niñez son válidas y legítimas, pero si en ese mismo escenario, esta actitud le da la espalda a los grupos puestos en cuestión, tal teología pierde su valor y se la mira con sospecha.
Se me ocurre algunas interrogantes con el propósito de abrir el diálogo y la reflexión. Cuando doblamos rodillas y el corazón en actitud de oración intensa, ¿A quien nos dirigimos? ¿Al Dios que abrazó a todos por igual, por quienes Cristo murió en la cruz? ¿Al Dios del leproso o al dios sugerido por quienes bajo ciertos lentes desestima a ciertos grupos negándoles las mismas libertades de las que gozan todos como muy bien muestran los textos bíblicos? Por otro lado, ¿Cuáles principios y valores cristianos están siendo amenazados?, pues la nota no lo menciona. Cuando se invita a pronunciarse en defensa de la familia, ¿Cuál es el modelo de familia que están protegiendo? ¿Una que mira con desdén a otros grupos? ¿Una que considera responsable la libre expresión en lo social, afectivo, político y religioso de algunos y la prohibición para otros? ¿Cuál es el ideal de familia si es que acaso existe alguno? ¿Cómo soluciona el modelo de familia "ideal" el caso de las madres solteras y las divorciadas? Muchas veces, se ha evidenciado en las escuelas y en algunas instituciones públicas y privadas una deficiencia sobre este tema, considerando a esta mujeres como incompletas y en situaciones bajo abierta discriminación. ¿Cuál es la definición de familia que está intentando sugerir en esta carta? ¿Cómo se les considera a los niños de los orfanatos bajo esa definición de familia? ¿Qué le decimos a un niño, en esa condición, que dibuje a su familia? ¿Existe un modelo ideal de familia?
Con estas reflexiones, ciertamente espero que una movilización que rompe los principios básicos de la convivencia, la inclusión social y la igualdad, no prospere, pues no lo merece nadie, ni el pueblo evangélico ni la gente de a pie, ni los grupos considerados en esa ordenanza municipal.
Creo que esta demanda escrita en esta carta no protege a nadie más que a las percepciones y herramientas dañinas y denigrantes que a lo largo de la historia han sido sostenidas por grupos de poder religioso y político que se encuentran no sólo en algunas instituciones eclesiásticas, sino políticas y sociales. Si hay algo por lo que deberíamos protestar los cristianos, es contra aquella visión y práctica (política y religiosa) basada en la verticalidad y el fundamentalismo, donde una especie de iluminados y ungidos se levantan por encima de los demás atribuyéndose poderes y revelaciones, que ciertamente no poseen. sino desde su imaginario. Estas posturas no logran ni la justicia ni la reconciliación, sino más bien, porque se trata de posturas ideológicas y religiosas, tal política siempre es polarizadora. No hay nada más peligroso que la politización de la religión
No hay nada más desolador, abusivo e inhumano, que levantar muros en términos de distinción y comparación de lo humano. La grandeza de una sociedad está en su capacidad de construir puentes en el que puedan transitar todos; y asimismo, su mayor bajeza es levantar muros para crear grupos exclusivistas que luego querrán salir a otros lugares para decirles a los otros, que ellos son mejores que los demás, que esa distinción es vergonzosa y detestable.
Si va a haber un pronunciamiento sobre estos hechos, que se haga en aquello que limita la libre expresión, pues ella se hace sin imposiciones, y que se precise en ello. Toda ordenanza que busca proteger los derechos de todos en igualdad de condiciones es noble y bienvenida; pero no necesita sino la participación ciudadana que requiere asimismo de un proceso, pues se trata de promover cambios sustanciales en cuanto a lo que pensamos erróneamente del otro que es diferente de los demás, que ciertamente existe y se expresa de varias maneras y en diferentes ámbitos. La discriminación es poliforme y se esconde muchas veces detrás del púlpito, del escritorio, del terno y la corbata, del idioma y del color, y otras situaciones más.
(*) Esta nota es una reflexión en respuesta a la carta del Ps. Julio Rosas haciendo un llamado a los cristianos (algunos grupos en realidad) a movilizarse en tres áreas definidas; esto es, orar, pronunciarse y movilizarse, que puede leerse en el siguiente link.
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